UN DIARIO DE ENTRENAMIENTO. ¿POR QUÉ?
Consideraciones importantes para incluir en nuestra práctica un diario de entrenamiento. Conocer su sentido y cómo organizarlo nos puede ayudar en nuestro entrenamiento personal de las artes marciales.
En nuestro manual de iniciación a la práctica marcial tradicional china hablamos siempre de la necesidad de crear un diario de práctica. La utilidad de esta herramienta para el aprendizaje está fuera de toda duda; sobre todo si pretendemos incorporar el conocimiento adquirido a partir de las sesiones de práctica en nuestras rutinas vitales permanentes.
Tomar notas es una forma natural de asentar conocimiento, de fijarlo en un medio externo al que podamos dirigirnos para gestionar, correctamente, el enorme flujo de información que genera cada sesión de entrenamiento.
El entrenamiento es una experiencia directa en la que intervienen numerosos factores. Nuestra capacidad cognitiva, nuestra memoria, nuestra retentiva de conjunto, no siempre organiza de una forma efectiva todo el grueso entrelazado de información. Es preciso captarla, generar un mapa de ideas de cada sesión del que extraer posteriormente las claves que hemos conseguido aprehender.
La labor docente es mucho más compleja cuando el alumno no conoce el correcto método de aprendizaje de puertas para afuera. En los tiempos que corren, los profesores, tenemos la obligación de abordar este apartado de la enseñanza por más que a algunos les cueste. El alumno debe saber cómo gestionar la información que obtiene en cada sesión, debe saber cómo fijarla, debe adquirir las destrezas oportunas para que no caiga en saco roto nada de lo que ocurre en esa importante inversión de tiempo que realiza.
Por este motivo, intentaremos describir en este dossier qué es un diario de práctica, cómo se construye, cuál es su utilidad inmediata y futura, de qué elementos clave se compone, cómo se organiza internamente para que podamos acceder a la información con facilidad, con capacidad de relacionar los contenidos y como eje de nuestro estudio personal del arte y, por último, cuál es el procedimiento óptimo de cumplimentación y consulta posterior.
¿Qué es un diario de práctica?
Fundamentalmente es una libreta en la que registramos lo que ha ocurrido en la sesión y que resulta relevante para nosotros. Intentamos también sintetizar en él los elementos trabajados, nuestras impresiones y sensaciones, nuestro nivel de esfuerzo y muchos otros elementos que iremos detallando en los subsiguientes apartados de esta serie.
Es importante que no veamos su cumplimentación como una tarea más, como los dichosos deberes de la escuela, sino como un modo de afianzar los conocimientos y experiencias del día, de fijarlos en nuestra memoria para poderlos interiorizar de una forma más directa y eficaz.
Un rato tranquilo en la noche o la mañana, después de la clase, es el momento ideal para iniciarlo, aunque su cumplimentación está abierta siempre entre sesión y sesión.
Cualquier momento en el que una idea relativa a la práctica aflora en nuestra mente, es un buen momento para registrarla antes de que la olvidemos.
Por otro lado, disponer de este registro de información tan personalizado, nos confiere una visión en el tiempo de lo que ha sido nuestra trayectoria en la práctica. Amistades, singularidades dentro de cada interacción, nuestras primeras impresiones en el combate, el primer curso que realizamos, etc., son elementos que a futuro serán, cuando menos, emotivos en su lectura.
También es un instrumento óptimo para comenzar a presentar preguntas de calado relativas al arte. Cuestiones que no surgirán sin una reflexión previa sobre lo aprendido y lo explorado en el ámbito de la práctica. Es una ayuda inestimable para el profesor que el alumno acuda a las sesiones con las cuestiones relativas a su reflexión sobre las sesiones anteriores, sobre su progresión, su impresión directa a modo de feedback de lo que va sintiendo en el camino.
Nuestra propuesta es siempre la de captar el mayor volumen de información útil posible. No hace falta registrarlo todo palabra por palabra. Es más, realmente debemos fijar en nuestro diario solo aquello que ha significado algo para nosotros. El proceso es fácil si somos capaces de implementarlo correctamente. La funcionalidad del diario dependerá de que este se ajuste realmente a nuestras necesidades y, sobre todo, a nuestras inquietudes de progresión y conocimiento.
Veamos ahora cuál es la estructura interna de esta herramienta, de qué elementos se compone y qué utilidad puede tener cada uno de ellos para nuestro aprendizaje. La estructura de un diario de práctica marcial
En primer lugar, tenemos que apostar por la simplicidad. Pero simplificar no significa reducir, significa ajustarse a lo realmente imprescindible y hacerlo de la forma más concreta que podamos. En ese sentido, cualquier adorno o complejidad añadida al documento será, cuando menos, un motivo para dejar de utilizarlo en un futuro inmediato.
Por lo tanto, y desde esta premisa de simplicidad, proponemos estructurar el documento en tres partes fundamentales:
• Registro diario de sesión • Registro semanal de entrenamiento • Registro mensual de entrenamiento
Cada uno de estos apartados estará sujeto a un tipo de organización interna distinta. Su detalle debe acomodarse a los periodos temporales específicos de cada uno, así como a los conjuntos de información que aglutinan. Veamos a qué nos referimos.
En el registro diario de sesión incorporaremos toda aquella información e impresiones, relevantes para nosotros, que hemos retenido después de la jornada de entrenamiento. Es el registro que más veces abordaremos y sobre el que más productividad podemos obtener en nuestro día a día. Al margen de cuántas sesiones tengamos a la semana, o cuántas horas entrenemos, en cada registro diario expondremos aquellas preguntas y respuestas que nos ha regalado el entrenamiento. Es muy importante, por lo tanto, que nuestra actitud de entrenamiento incluya la necesidad de atender y percibir con claridad las explicaciones que otorga el profesor. Igualmente importante será recoger aquellas cuestiones que nos surjan relacionadas con la temática o ejercicios abordados.
El registro semanal de entrenamiento nos permitirá recoger nuestras impresiones globales de la semana, nuestra consecución de objetivos prefijados y, también, enfocar los que establezcamos personalmente para el siguiente ciclo semanal. Tener el momento de reflexionar sobre lo que hemos trabajado a lo largo de la semana, dentro y fuera de las sesiones, nos va a permitir poner el acento en aquello que queremos explorar con más detalle en el siguiente periodo.
En el registro mensual de entrenamiento iremos volcando nuestras impresiones reales de progresión, así como nuestra evolución en los diferentes estratos que forman la práctica marcial: mejora de cualidades físicas básicas, mejora de habilidades básicas y técnicas, aprendizaje de nuevos elementos técnicos, tácticos o estratégicos, etc.
Coger la inercia de cumplimentar estos tres modelos de información, durante todo un mes de entrenamiento, cambiará completamente la percepción de lo que hacemos. Nos permitirá ver que el proceso en el que estamos inmersos es mucho más complejo y a la vez interrelacionado de lo que nos parece a simple vista de sesión.
La práctica marcial engloba muchos campos, muchas franjas interrelacionadas que no podemos ver desde una distancia reducida. Es preciso alejarse en el tiempo y en el espacio para tener una visión crítica real de todo lo que estamos haciendo; también, de cómo vamos transformándonos en el transcurso de un periodo tan corto de tiempo como puede ser un solo mes.
Una vez que hemos desarrollado este hábito, una vez que hemos experimentado el resultado de un mes de registros, de reflexiones, de trabajo al detalle sobre nuestros sistemas, no solo mejorará nuestra motivación por el entrenamiento, nos empujará a no querer dejar de desarrollar una visión más profunda y sincera de la práctica.
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