¿Tú a qué juegas? Parte IV
«La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño».
Friedrich Nietzsche
Cita sobre el juego
Comenzaremos describiendo la clasificación de categorías que establecimos para los diferentes modelos de juegos:
Relativos al trabajo de capacidades
Juegos psicomotores
Juegos sensoriales
Juegos cognitivos
Juegos sociales
Juegos afectivo/emocionales
Relativos al espacio de práctica
De interior (simbólicos, tecnológicos, creativos, etc.)
De exterior (campamentos, intercambios, excursiones, etc.)
Relativos al número de participantes
Individuales
Paralelos
Compartidos
Relativo al uso de materiales
Con materiales
Sin materiales
Con asistencia de adultos
Libre
Presenciado
Dirigido
Relativo a las relaciones sociales
Competitivo
Cooperativo
Coordinativo
Organizativo
Creativo
Relativo a reglas
Con reglas fijas
Sin reglas
Con reglas que se modifican
Esta clasificación nos ha permitido establecer un archivo práctico que vincula las necesidades pedagógicas con el material docente útil para cada fase del proceso. Proceso que confluye siempre en el momento de la sesión de entrenamiento, el lienzo en el que el profesor pinta el cuadro de la enseñanza.
La diver-sesión
El proceso no se centró exclusivamente en diseñar juegos para los temas que nos interesaba trabajar. Partía de una idea de objetivos múltiples pero, como hemos mencionado anteriormente, sinérgicos; integrar todos los elementos en un complejo modelo de sesión y que incluyese elementos lúdicos desde la fase inicial de adaptación para el ejercicio hasta la fase final de descanso. También buscando generar una experiencia global en cada sesión cuyo resultado formativo fuese mucho más que la suma de las partes que acabamos de describir en los apartados anteriores.
Este modelo contrasta con otros en los que se prima una estructura de mayor disciplina y rigidez, elementos tantas veces asociados de forma errónea al sentido profundo de la práctica marcial tradicional.
«¿Qué es nuestra imaginación comparada con la de un niño que intenta hacer un ferrocarril con espárragos?» Jules Renard.
Con todo ello no hemos desvirtuado ningún principio fundamental del entrenamiento tradicional, quizá todo lo contrario puesto que, lo que hemos propuesto, es una adaptación a la realidad social de la época en la que vivimos. Las artes marciales no pueden dar respuestas del siglo XIX a todas las cuestiones de los alumnos del siglo XXI. Todo ha cambiado y tenemos que avanzar en este sentido si queremos revitalizar el potencial de utilidad de nuestros sistemas.
Si la sesión debía integrar el juego como recurso formativo, el juego debía integrarse en un contexto que permitiese un importante nivel de control para poder funcionalizar sus propuestas. Explicar el juego, definir las acciones, los intervinientes, las reglas, los objetivos y, sobre todo, vincular al alumno con la acción, requiere un ambiente de aceptación, de colaboración cooperativa difícil de alcanzar con alumnos establecidos en la distancia. Podemos lograr todo esto desde el humor.
Una característica clave de todo el proceso es que este se desarrolle en clave de humor. Creemos que la ludificación de los procesos debe estar complementada emocionalmente con un modelo de humor activo, que genere la diversión que el niño espera de su sesión de entrenamiento, sin explicaciones complejas que no encajan entre sus inquietudes respecto a lo que hace.
Su práctica se basará en estas etapas en el disfrute y este tiene que ir acompañado no solo de propuestas lúdicas atractivas, también de un tono de voz y de humor adaptado a las condiciones en las que se plantea toda la actividad de la sesión.
"El tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses." Proverbio japonés
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