¿Tú a qué juegas? Parte I
No hay nada que los seres humanos hagan, sepan, piensen, esperen o teman que no haya sido experimentado, practicado o al menos anticipado, durante la etapa del juego en la infancia.
Heidi B. Crecelius
Cita sobre el juego
¿Recuerdas a qué edad dejaste de jugar definitivamente? Maticemos la pregunta ¿Recuerdas a qué edad dejaste de jugar a juegos “infantiles”?
Seguramente, como nos pasa a la mayoría de los adultos, no lo recuerdes con exactitud. Esto no es un drama en sí mismo, quizá en nuestra sociedad significa todo lo contrario, o por lo menos así lo ha sido hasta ahora. En la actualidad, parece que el juego para adultos resucita con objetivos diferentes a los que nos movían en nuestra infancia. Divertirse, motivarse o sentir la competencia sana y premiada, entre otros argumentos, pueden ser buenas herramientas para la consecución de objetivos transversales a la propia esencia del acto de jugar. Este fenómeno, en términos generales, es denominado “Gamificación”.
Se trata de una forma de abordar diferentes procesos empresariales, formativos o de otra índole, utilizando las técnicas, los procedimientos, las estructuras o los recursos propios de los juegos.
En la parte que nos concierne, en la formación marcial, el potencial educativo que tiene el juego comienza ahora a tenerse en cuenta a la hora de estructurar sesiones, programas y contenidos.
En nuestra escuela tenemos algunos proyectos vinculados a esta temática, pero preferimos referirnos a ello como “Ludificación”, que es otra forma de referirse a la gamificación, pero que se ajusta más a nuestro ámbito y a las ideas particulares que tenemos al respecto.
En esta serie de entradas nos gustaría explicar nuestra filosofía sobre este tema, informar sobre la génesis que tuvo este proyecto y cómo hemos articulado todo el proceso formativo a partir de la idea de ludificar la formación marcial infantil en las primeras edades de la práctica.
Nuestro proyecto
Hace unos 3 años iniciamos un proyecto para introducir de forma sistemática procedimientos lúdicos en la formación infantil del alumnado con edades comprendidas entre los 3 y los 6 años, lo denominamos Kung Fu Play. Teniendo claro que nos encontrábamos en un segmento de edad especialmente sensible a la acción de jugar, parecía claro que cualquier adaptación pedagógica que quisiéramos hacer de la práctica marcial para esta edad tenía que pasar por este tamiz.
"Los niños necesitan mucha libertad para indagar, probar, equivocarse y corregir… para apreciar los infinitos recursos de las manos, de la vista, del oído, de las formas, de los sonidos y los colores” Loris Malaguzzi.
Los maestros chinos tienen un dicho que resume de forma metafórica nuestra visión al respecto: “Los tigres aprenden a luchar jugando entre ellos cuando son pequeños”.
Alejándonos un poco de la metáfora, podemos vislumbrar el sentido de la cita desde un punto de vista mucho más objetivo y práctico. Las modernas neurociencias nos dicen que las actividades placenteras se integran mucho mejor en el individuo y generan mucho más interés por practicarlas.
Este proyecto no solo ha sido un éxito en el nivel de adherencia hacia la actividad, también ha dado muy buenos frutos en el desarrollo posterior de habilidades relacionadas con la práctica en los alumnos de este segmento. Hemos podido constatarlo de una forma mayoritaria con el paso de estos alumnos a los grupos de mayor edad, grupos en los que han mostrado un nivel de competencia muy superior al que estábamos acostumbrados en este rango de edades, tanto en los fundamentos estructurales de la práctica, como en la interpretación y organización del entorno de la práctica marcial.
Nuestras proyecciones iniciales de objetivos se cumplieron mayoritariamente obteniendo un background procedente de experiencias didácticas derivadas que no nos esperábamos. La idea de poner en marcha el proyecto dejando una puerta abierta al análisis cualitativo permanente nos ha dotado de numerosas herramientas para mejorar nuestra adaptabilidad a los cambios que el entorno didáctico nos sugería.
"El mundo lúdico de los niños es tan real e imporante para ellos como para el adulto el mundo del trabajo. Así que debemos concederle la misma dignidad." Bruno Bettelheim.
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