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Los 8 principios fundamentales de la efectividad combativa en el Sanda. Parte 1



La mayoría de los estilos marciales tradicionales soportan toda su estructura técnica en una serie de principios fundamentales. Estos principios marcan el propio modelo de acción que se perpetúa en el tiempo, aunque las técnicas del estilo en cuestión se vayan adaptando a las épocas y sus circunstancias modificadoras.


En el caso del Sanda, como modalidad deportiva, resulta crucial establecer también estos pilares principales para que su progresión evolutiva, como modalidad de combate, adquiera esta característica propia de la mayoría de los sistemas marciales chinos.


En esta entrada queremos detallar los 8 principios fundamentales de la efectividad combativa en el Sanda. Son principios desarrollados a partir de nuestra experiencia deportiva y de práctica, de nuestra investigación en este y otros terrenos de la lucha para seguir definiendo mejor el conjunto marcial en el que nos encontramos inmersos.


Veremos también el marco que justifica esta necesidad en el ámbito del deporte de combate y la relación de todo esto con la práctica marcial tradicional.


SANDA ¿Arte Marcial?

Es cierto que el aspecto deportivo de la modalidad, como ocurre en casi todas las disciplinas del Wushu, condiciona la expresión completa del modelo combativo en términos reales de autodefensa. Esto, aunque a priori nos plantea ciertos límites, no es un problema si somos capaces de circunscribir, con justicia, el sistema al contexto para el que ha sido diseñado.


Si lo vemos desde esa perspectiva, tenemos que asumirlo como un sistema de defensa completo que se nutre de los pilares generales de las artes marciales chinas, (Da, Ti, Na, Shuai, Tui) pero aplicado al contexto deportivo reglado, en el que los valores de acción son diferentes.



La capacidad que tiene el Sanda para otorgar combatividad al entrenado es indiscutible. Estamos cansados de ver ejemplos de teóricos tradicionalistas que no llegan en su práctica a las intensidades de combate necesarias para desarrollar esto que llamamos espíritu combativo. Después, les vemos caer derrotados en pruebas deportivas sin sentido en las que se enfrentan a luchadores deportivos de élite.

tenemos que asumirlo como un sistema de defensa completo que se nutre de los pilares generales de las artes marciales chinas

Espíritu de combate

El espíritu combativo no tiene nada que ver con el estilo, la técnica o el contexto. Tiene que ver con una actitud frente al conflicto, frente a la adversidad propia de la vida. Se manifiesta de mil formas diferentes, sin ningún tipo de aviso o advertencias. Desarrollarlo no es algo que pueda aprenderse de forma teórica simple; ni en cualquier arte marcial tradicional ni en el Sanda.


Cualquier definición abstracta que podamos hacer sobre esta idea se convierte en un segmento reducido, apenas representativo de todo lo que enmarca un sentimiento, una determinación, una voluntad o una actitud. Por este motivo, el enfrentamiento asegurado por protecciones, reglas y vigilancia nos permite explorar intensidades imposibles en otros contextos menos garantes de seguridad. Hablamos de intensidades de interacción que nos aproximan a aspectos del combate real, que no pueden darse sin este tipo de condiciones.



Generalidades y similitudes

Gestión de distancia, capacidad de esquiva, potencia de golpeo, precisión en la acción o determinación ofensiva son, entre otros muchos elementos propios de la modalidad, aspectos comunes a las reglas generales de la lucha en cualquier entorno combativo que tratemos de analizar.


El entrenamiento enfocado a la competición difiere del entrenamiento enfocado a la mera práctica del deporte con fines de desarrollo personal, mejora de la condición física, entrenamiento disciplinado o, incluso, potencial de defensa personal. Lo deportivo y lo competitivo discurren en paralelo, pero con exigencias diferentes que condicionan el modelo de entrenamiento que se debe seguir para cada caso.


La competición acentúa las exigencias, tanto de esfuerzo personal como de programación periodizada del entrenamiento. Esta faceta intensifica la mayor parte de los terrenos que debemos explorar sobre la modalidad, pero también aumenta los beneficios que obtenemos de trabajar y prepararnos para escenarios más intensos, complejos e imprevisibles.


En cualquier caso, estaremos siempre en modelos preparatorios que incluirán medidas estresantes para ayudar a nuestro sistema adaptativo a crecer, mejorar y fortalecerse.


¿Por qué 8 principios?

Al comienzo del post hablábamos de la referencia conceptual de base de muchos estilos tradicionales. Esto, lejos de parecer un anacronismo, se está mostrando en la actualidad como uno de los mayores tesoros transmitidos por la propia tradición formativa marcial.

el enfrentamiento asegurado por protecciones, reglas y vigilancia nos permite explorar intensidades imposibles en otros contextos

Parece increíble que podamos disponer de un ADN marcial en los estilos, un código genético que garantice que el alma sobre la que se construye el arte permanezca contenida dentro de unas reglas que le otorgan funcionalidad, efectividad, capacidad adaptativa y potencial de progresión para el que entrena el sistema o arte en cuestión.


El Sanda tiene las mismas exigencias como modalidad sometida a muchos de los elementos cruciales que se dan cita en la lucha imprevisible del contexto real. Pero también está íntimamente condicionado por las exigencias de reglamento y de seguridad que antes referíamos. Por este motivo, definir estos 8 principios es una necesidad condicionada de algún modo y circunscrita a los ejes evaluativos y reglamentados de la propia modalidad deportiva.


Esto hará que nos ciñamos en su definición a las circunstancias del momento, a los objetivos de la lucha deportiva, a la jerarquía de necesidades propias que garantizan el éxito puntuado de un combate tipo, tanto de entrenamiento como de competición. Estamos ante un juego de ajedrez en el que priman unos principios de acción con el objetivo de vencer a un oponente que juega con las mismas reglas contra nosotros.


Estos son los 8 principios que definen nuestro método de entrenamiento y competencia:


1. Simultaneidad

2. Continuidad

3. Anticipación

4. Velocidad

5. Oportunidad

6. Equiparación

7. Engaño

8. Economía


Vemos en qué consiste cada uno de ellos:


1. Simultaneidad

Se refiere al principio de no actuar exclusivamente en términos de acción y reacción. Los tiempos y las velocidades determinan muchos aspectos del combate. Ser capaces de articular una defensa que surja en el mismo instante en el que emerge la acción ofensiva del oponente garantiza la posibilidad de anular dicho ataque.


Para conseguir desarrollar este primer principio es preciso que sepamos leer entre líneas cada instante de la lucha. Que sepamos vislumbrar las intenciones de nuestro oponente desde su posición, su distancia, los antecedentes dinámicos que ha mostrado en los momentos previos a ese instante, lo que nos dice nuestro instinto subconsciente sobre la veracidad de lo que toda esta imagen del instante nos está proyectando.


Esta cualidad no puede desarrollarse en un par de días. Necesitamos adquirir una gran experiencia luchatoria con la mayor variedad posible de oponentes tipo (rápidos, contundentes, pegadores, proyectadores, pateadores, completos, imprevisibles, etc.). Y esta experiencia vendrá de un foco correcto en los combates y de una valoración personal reflexiva, inteligente y sincera, a posteriori, de las cosas que han ocurrido durante esa lucha.

Los tiempos y las velocidades determinan muchos aspectos del combate

También, adaptándonos a la realidad de nuestros tiempos, visualizar nuestros combates grabados para detectar los momentos de acción y las diferentes modificaciones que hacemos en términos de acción y reacción frente al oponente nos permitirán agudizar este principio de ser capaces de responder casi de forma simultánea.


Por último, el entrenamiento especifico de velocidad de reacción con ejercicios específicamente diseñados para agilizar nuestros tiempos medios en este apartado. Estos ejercicios tendrán en cuenta nuestras propias capacidades y deben programarse en el marco general del entrenamiento de los arcos reflejos de reacción siempre en términos funcionalmente adaptados a las características específicas de la disciplina.


En la próxima entrada continuaremos explorando estos principios, su relevancia en el entrenamiento, cómo entenderlos en el contexto combativo y, también, recomendando algunos enfoques para mejorarlos a través del entrenamiento adecuado.



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