ESTIRAR EL CUERPO ¿CÓMO Y PARA QUÉ? PARTE 1
Iniciamos una serie de entradas relacionados con un aspecto muy importante de la práctica de las artes marciales en general: las acciones de mejora, desarrollo, mantenimiento y aplicación de la amplitud de movimiento general del practicante, dentro de su ejercitación ordinaria y dentro de las rutinas habituales de entrenamiento técnico.
El apartado de la preparación física ocupa un lugar destacado en la práctica marcial por la implicación que tienen sus resultados en el posterior eje general del entrenamiento. Enfocamos el entrenamiento como un conjunto de elementos que interactúan en un orden, una cantidad y una intensidad prefijados. La parte de preparación física, dentro de los subgrupos que la conforman, tiene que planificarse y estructurarse igualmente de una forma óptima para cumplir con los objetivos específicos de la sesión de entrenamiento, así como para abordar con resultados óptimos los ciclos generales de la práctica marcial progresiva en el tiempo.
Dentro de la preparación física, conseguir la completa movilidad del cuerpo aparece como un objetivo directo desde las primeras fases habituales de la sesión. Es importante establecer unas condiciones corporales óptimas para comenzar el trabajo técnico del arte marcial en condiciones de agilidad, seguridad, respuesta y estructura idóneas para el estudio y la práctica técnica.
Para conseguirlo debemos adquirir un determinado control sobre el tono inicial de nuestra musculatura, sobre el estado de lubricación de nuestros grupos articulares, sobre la respuesta contráctil de nuestros tejidos de conexión así como, entre otros, sobre nuestro sistema nervioso en sus enlaces transmisores, emisores y receptores de toda la información psicomotriz que se gestiona en el arco de la actividad.
Los conceptos de estiramiento, flexibilidad, elongación y elasticidad suelen confundirse en el marco del entrenamiento. En estas entradas pretendemos profundizar en el detalle específico de cada uno de estos elementos para aclarar en algunos casos, y afianzar en otros, las ideas que les corresponden a cada uno de estos apartados de la forma más objetiva posible.
Estiramiento: Acción de estirar los tejidos corporales implicados en el movimiento.
Flexibilidad: Capacidad del conjunto articular para realizar su movimiento natural en la máxima amplitud posible.
Elongación: Aumento de la longitud de los tejidos implicados en el movimiento cuando son sometidos a una fuerza de estiramiento.
Elasticidad: Capacidad de los tejidos de aumentar su longitud, cuando son sometidos a una fuerza de estiramiento, manteniendo el potencial de retorno a su posición original sin deformarse.
Quizá el primer error más común es la confusión existente entre los ejercicios de estiramiento y los de elongación. Ambos comparten estructuras corporales y posicionales similares, pero obedecen individualmente a objetivos generales y específicos muy diferentes. El lugar y orden de aplicación que les corresponde dentro de una sesión de entrenamiento, su importancia en relación con el resto de apartados, el tiempo que ocupan dentro de la sesión y el específicamente destinado para cada ejercicio, así como la forma en la que debemos abordar ambos módulos, difieren de manera considerable.
Estiramiento y estructura posicional conjugados
Es importante que nos centremos inicialmente en comprender la naturaleza y los objetivos de cada uno de estos apartados para establecer con posterioridad la lógica de su desarrollo y de su implantación en nuestra práctica habitual.
El ejercicio del estiramiento tiene varios objetivos generales. Estos están directamente relacionados con la adaptación general del cuerpo antes, durante y después del entrenamiento, para la mejora de su rendimiento y la seguridad física general de los entrenados durante las sesiones. Su sentido, como segmento de la parte inicial de la preparación física, se centra en mejorar la amplitud de movimiento inicial para poder abordar las rutinas de ejercicios que solicitarán esta estructura en rangos de apertura y agilidad superiores a los que presenta el cuerpo en estado de reposo. También será un procedimiento clave en la recuperación post sesión.
Del mismo modo, se busca incrementar la conciencia corporal a través de ejercicios que nos aproximan a comprender el tono, la relajación, la tensión y la limitación en la que nos encontramos antes del ejercicio. Este apartado nos permite una adaptación de los tejidos al ritmo e intensidad con el que estos serán solicitados de inmediato, así como un control sobre los mecanismos reflejos del estiramiento.
La flexibilidad y elasticidad son dos cualidades que toda persona posee en diferentes rangos y en diferentes grados de acción. La capacidad de movilizar de la forma más amplia posible un segmento articular sin comprometer su estructura de forma lesiva, o de deformar un músculo sin que este pierda su capacidad de retorno a su forma original, dependen en gran medida de las característica individuales, genéticas o de desarrollo que presenta el practicante y, por supuesto, de la cantidad de tiempo dedicado a mejorar cada una de estas características.
En este entrenamiento se deben asumir una gran cantidad de factores que influyen de forma determinante en los resultados para definir correctamente los objetivos propuestos. Podemos reunir estos factores en tres grupos claramente diferenciados:
los factores endógenos mecánicos del propio practicante (la estructura matriz de su musculatura y de los tejidos conjuntivos, las propiedades dinámicas de estas estructuras o la movilidad articular)
los factores coyunturales (psique, edad o sexo)
los factores de tipo neurológicos (estructura y relación del sistema límbico y el sistema reticular o cualidades propioceptivas).
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