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Entrena tu mente mientras transformas tu cuerpo: La neuroplasticidad y la práctica marcial tradicional.



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 En las artes marciales, al igual que en la vida, el verdadero crecimiento no proviene solo del entrenamiento físico. Aunque el cuerpo puede fortalecerse y volverse más ágil, es en la mente donde ocurre la transformación que más nos afecta. Para avanzar en nuestra práctica marcial, es esencial que alineemos nuestro desarrollo físico con el emocional, mental y espiritual. Solo cuando alcanzamos este equilibrio multidimensional, podemos liberar todo nuestro potencial.

 

A veces, sentimos que hemos llegado a un punto de estancamiento en nuestro entrenamiento. A pesar de la práctica constante, el progreso se detiene y una sensación de frustración comienza a aflorar. ¿Qué está fallando? Tal vez, el verdadero desafío no esté en los músculos, sino en la forma en que estamos entrenando nuestro espectro mental. Aquí es donde entra en juego un concepto fascinante que ha revolucionado tanto el mundo de la ciencia como el del desarrollo personal: la neuroplasticidad.

 

Neuroplasticidad: adaptabilidad y fluidez

La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para reorganizarse, creando y fortaleciendo nuevas conexiones neuronales en respuesta a nuestras experiencias y aprendizajes. En términos simples, cada vez que aprendes una nueva técnica de combate, repites una forma o reflexionas sobre tu entrenamiento, tu cerebro está transformándose. Esta idea de la ciencia moderna tiene profundas raíces en la filosofía china, donde la adaptabilidad y la fluidez han sido principios esenciales durante milenios.

 

En el Dao De Jing, Laozi nos enseña que "el hombre sabio es como el agua". El agua fluye, se adapta y encuentra su camino alrededor de los obstáculos sin resistirse. De manera similar, la neuroplasticidad nos muestra que nuestro cerebro es como el agua: se adapta, se moldea y cambia con cada nueva experiencia. Entrenar la mente es, en esencia, entrenar al cerebro para que fluya y se adapte, tanto en la vida como en las artes marciales.

La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para reorganizarse, creando y fortaleciendo nuevas conexiones neuronales en respuesta a nuestras experiencias y aprendizajes.

Sin embargo, para aprovechar plenamente este fenómeno transformador natural, debemos crear las condiciones óptimas para que ocurra; debemos entrenar con un enfoque consciente. No basta con repetir mecánicamente las acciones técnicas o fundamentales del estilo; necesitamos dirigir nuestra atención y concentrarnos completamente en lo que estamos haciendo, sin distraernos con pensamientos recurrentes o con interferencias que nos lleven a otro escenario de pensamiento.

 



El Poder del enfoque consciente

En nuestra práctica de «meditación operativa», uno de los elementos más poderosos para el crecimiento tanto físico como mental es el enfoque consciente. No basta con ejecutar una técnica; para realmente dominarla y permitir que nuestro cerebro reorganice sus conexiones, es necesario concentrarnos por completo en cada movimiento, en cada gesto y en cada reacción emocional que sentimos cuando las condiciones del entrenamiento muestran cierto grado de adversidad.

 

La neurociencia ha demostrado que cuando entrenamos con atención plena, nuestro cerebro libera neuroquímicos como la adrenalina y la acetilcolina, que fortalecen las nuevas conexiones neuronales, haciendo que el aprendizaje sea más rápido, profundo y significativo. Todo ello nos ayuda a avanzar en nuestra meta del autocontrol y la excelencia, dos de los pilares fundamentales de la práctica.


Esto, aunque se demuestra ahora como una novedad en el ámbito de las neurociencias, no es algo nuevo para el contexto de la formación marcial tradicional. En China, hace más de 2.000 años, ya se entendía con gran profundidad la importancia del enfoque consciente. El filósofo Zhuangzi, por ejemplo, narra la historia de un carnicero tan habilidoso que, al cortar bueyes, parecía estar en un estado de flujo total. No había esfuerzo en sus movimientos, porque su mente y cuerpo estaban perfectamente sincronizados a través de años de práctica atenta y dedicada. 

“Mi cuchillo sigue los contornos naturales; no se enfrenta a los huesos duros ni fuerza su camino. Por eso, permanece afilado a pesar de los años.” – Zhuangzi 

Esta historia es una metáfora clara de lo que sucede cuando entrenamos con atención absoluta en todos los elementos que participan en el proceso. En lugar de forzar nuestras acciones, las realizamos de manera fluida y natural, permitiendo que nuestro cerebro y cuerpo trabajen en armonía como un todo unificado. Cada vez que enfocamos nuestra mente en cualquier conjunto de acciones, movimientos o sensaciones, estamos reforzando las conexiones neuronales que controlan todos estos apartados.

 

Sin embargo, mantener el enfoque consciente no es siempre sencillo, especialmente en situaciones de alta presión o estrés. El combate, por ejemplo, tanto en el entrenamiento como en situaciones reales, genera una carga emocional significativa con un alto poder para interferir nuestra capacidad de concentración. Sentimos que nuestra mente se dispersa y el enfoque se desvanece, lo que puede afectar directamente nuestro rendimiento con consecuencias catastróficas.

 

Lo que muchos no saben es que, cuando se gestiona correctamente, el estrés puede convertirse en una poderosa herramienta para activar la neuroplasticidad. En lugar de dejarnos abrumar por él, podemos usar el estrés como un catalizador para afinar nuestros reflejos y mejorar nuestra capacidad de reacción comprendiendo nuestras reacciones y actuando sobre nuestra conducta. La clave está en aprender a mantener el enfoque incluso en medio del estrés.

 



Neuroplasticidad y estrés: usar el estrés a tu favor

El cerebro, que es el órgano encargado de interpretar las amenazas y regular nuestras respuestas, activa un proceso de adaptación llamado «alostasis» cuando estamos bajo presión. Este proceso no solo involucra al sistema nervioso, sino también a otras funciones importantes del cuerpo como el metabolismo y el sistema inmunológico. Sin embargo, si estamos expuestos a muchos factores de estrés o nuestro cuerpo no logra regular estas respuestas de manera eficiente, esto puede llevar a un estado de «carga alostática», donde el cuerpo y la mente se desgastan debido al estrés acumulado.

usar el estrés como un catalizador para afinar nuestros reflejos y mejorar nuestra capacidad de reacción

El estrés puede ser útil si se maneja adecuadamente, ayudando químicamente a nuestro cerebro a reorganizarse y a mejorar nuestras habilidades. Sin embargo, cuando el estrés es crónico o no podemos "desactivarlo", puede generar «sobrecarga alostática», que a largo plazo puede dañar nuestra salud. Es importante distinguir entre el «estrés bueno», que nos motiva y nos permite aprender, y el «estrés tóxico», que afecta negativamente nuestra capacidad para manejar las dificultades.

 

Una simple sesión de entrenamiento, aunque tiene una carga alostática muy baja, nos proporciona muchos de los beneficios que hemos relatado hasta ahora. Sin embargo, salir de una sesión de entrenamiento con un pensamiento ligado a emociones negativas, a una autoevaluación injusta o con pensamientos recurrentes sobre momentos estresantes de la sesión puede aumentar considerablemente esta sobrecarga alostática indeseada.

 

Es necesario establecer un marco de reflexión personal que nos ayude a comprender nuestras reacciones emocionales e interpretativas, sus orígenes y las posibles consecuencias negativas que entrañan. Establecer esta conducta de aprendizaje y crecimiento puede ser un gran primer paso para establecer una forma de enfocar todos estos fenómenos propios del ecosistema marcial de entrenamiento, devolver la carga alostática a sus niveles productivos y mejorar en todos los ámbitos que nos hemos marcado como objetivos.



Respecto a estos fenómenos, también encontramos enseñanzas valiosas desde la tradición. Confucio, en su doctrina sobre el autocontrol, hablaba del Junzi, el hombre virtuoso que mantiene la calma y la claridad mental en medio del caos. 

"El hombre sabio permanece tranquilo y sereno, incluso en medio del caos." – Confucio

Esta capacidad de gestionar las emociones devendrá siempre de una actitud voluntaria hacia el crecimiento; de que el autocontrol esté entre nuestros objetivos más preciados y hacia el que deberían converger la mayoría de nuestros «otros objetivos» en el entrenamiento. 

 

La repetición

Una vez que comprendemos la importancia que tienen sobre la neuroplasticidad factores como el enfoque o el estrés, surge otra pregunta clave: ¿cómo podemos reforzar esas nuevas conexiones neuronales que estamos construyendo? Aquí es donde entra en juego la repetición.

 

En las artes marciales, la repetición es la madre de la habilidad. Las investigaciones realizadas sobre neuroplasticidad nos muestran que cada vez que repetimos una acción con enfoque consciente, sin interferencias, estamos fortaleciendo las rutas neuronales que controlan dicha acción. Es como si estuviéramos pavimentando un camino neuronal, haciéndolo más sólido y eficiente con cada repetición.

En las artes marciales, la repetición es la madre de la habilidad.

Sin embargo, la simple repetición mecánica no es suficiente. Para que el cerebro realmente integre estos nuevos elementos a un nivel profundo, es crucial que practiquemos conscientemente, manteniendo el enfoque en cada técnica y percibiendo con claridad lo que consideramos defectuoso o «erróneo». Es ahí donde el impacto transformador es mayor en nuestro cerebro en fase de aprendizaje.


Ser conscientes de que estamos fallando y de que algo sigue siendo incorrecto mantiene activos todos los procesos de modulación que facilitan la neuroplasticidad. Sin este grado de consciencia, corremos el riesgo de reforzar patrones de movimiento incorrectos o ineficientes al no involucrar esta percepción en nuestro foco mental de observación concentrada. 

Pocas frases ilustran mejor este principio que la que nos regala el maestro Sun Tzu, en El Arte de la Guerra, subrayando la importancia de la verdadera preparación continua: 

"En medio del caos, hay también oportunidad. Practica hasta que tu preparación se convierta en tu naturaleza." – Sun Tzu

Esta idea se alinea perfectamente con el concepto de neuroplasticidad: con la práctica repetida y consciente, un movimiento que al principio parece complejo o difícil se convierte en algo natural, casi automático, tanto para el cuerpo como para la mente. La repetición, combinada con el enfoque y la gestión del estrés, es lo que nos empuja hacia la maestría.


Conclusión 

Al entender cómo el enfoque consciente, el estrés controlado y la repetición interactúan, podemos aprovechar plenamente la neuroplasticidad para mejorar no solo nuestras habilidades físicas, sino también nuestra capacidad mental para adaptarnos al medio y crecer emocional y espiritualmente. El ciclo es claro: practicamos con enfoque, gestionamos el estrés que surge durante la práctica y repetimos con la máxima conciencia para consolidar lo aprendido. De esta manera, estamos entrenando tanto nuestro cuerpo como nuestro cerebro.


A lo largo de esta entrada sobre la neuroplasticidad en las artes marciales, hemos visto que el camino hacia la maestría no se limita al fortalecimiento del cuerpo. El verdadero progreso se encuentra en el entrenamiento de la mente. A través del enfoque consciente, la correcta gestión del estrés y la práctica repetida, estamos no solo mejorando nuestras técnicas físicas, sino también transformando nuestra capacidad mental y mejorando nuestras funciones ejecutivas[1].

 

Cada combate, cada técnica, y cada sesión de entrenamiento representan una oportunidad para moldear tanto nuestro cerebro como nuestro cuerpo. La neuroplasticidad nos enseña que no existe un límite para lo que podemos aprender y mejorar, siempre y cuando enfoquemos nuestra atención, practiquemos con consciencia y sepamos cómo usar las adversidades, como el estrés, a nuestro favor.

 

En nuestra escuela, creemos que el poder de la mente es tan importante como la fuerza física. Siguiendo las enseñanzas ancestrales y aplicando los principios de la ciencia moderna, podemos convertirnos en mejores luchadores, y, más allá de eso, en mejores personas. Como dice el antiguo proverbio chino:

 

“El hombre que mueve montañas comienza por llevar pequeñas piedras.”

 

Cada día de entrenamiento es una piedra más que mueves en tu camino hacia la maestría.

 

Referencias de consulta

  • Davidson, R. J., & McEwen, B. S. (2012). Social influences on neuroplasticity: Stress and interventions to promote well-being. Nature Neuroscience, 15(5), 689-695. https://doi.org/10.1038/nn.3093

  • de Kloet, E. R. (2009). Stress: neurobiologisch perspectief [Stress: a neurobiological perspective]. Tijdschrift voor Psychiatrie, 51(8), 541–550.

  • Diamond, A. (2013). Executive functions. Annual Review of Psychology, 64, 135-168. https://doi.org/10.1146/annurev-psych-113011-143750

  • Kilgard, M. P., & Merzenich, M. M. (1998). Cortical map reorganization enabled by nucleus basalis activity. Science, 279(5357), 1714–1718. https://doi.org/10.1126/science.279.5357.1714

  • McEwen, B. S. (2000). Allostasis and allostatic load: Implications for neuropsychopharmacology. Neuropsychopharmacology, 22(2), 108-124. https://doi.org/10.1016/S0893-133X(99)00129-3

  • Saraiva, S., Ferreira, M., & Brandão, M. L. (2017). Neurochemical mechanisms of stress and anxiety in the brain: The role of epinephrine and norepinephrine. Frontiers in Behavioral Neuroscience, 11, Article 93. https://doi.org/10.3389/fnbeh.2017.00093

  • Tang, Y. Y., Holzel, B. K., & Posner, M. I. (2015). The neuroscience of mindfulness meditation. Nature Reviews Neuroscience, 16(4), 213–225. https://doi.org/10.1038/nrn3916


[1] Las funciones ejecutivas clave incluyen la capacidad de inhibir respuestas, lo que implica controlar impulsos y resistir tentaciones, así como la capacidad de bloquear distracciones para mantener una atención selectiva y enfocar la mente. También está la memoria de trabajo, que nos permite retener y manipular información temporalmente, y la flexibilidad cognitiva, que abarca la habilidad de pensar de manera creativa, encontrar soluciones fuera de lo convencional, ver las cosas desde diferentes puntos de vista y adaptarse rápidamente a nuevas circunstancias o cambios en el entorno.

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