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El enigma de la estandarización imposible


Diferentes interpretaciones de Zi Sau 指手, un gesto del Hung Gar Kuen


«La creatividad requiere tener el valor de desprenderse de las certezas.»

Erich Fromm

Objetivo

Revisar los argumentos habituales de discusión sobre la necesidad de un modelo único y exacto de referencia sobre cada estructura técnica de los estilos tradicionales. Justificar el sentido de mantener intacto el factor adaptativo de la técnica, tomando como base los parámetros funcionales oportunos para su aplicación real efectiva.


INTRODUCCIÓN

He realizado la selección de fotografías que aparece como cabecera de este post en base a la importancia de las personas que hay detrás de cada una de ellas. Como podemos ver, en todas aparece el mismo gesto, Zi Sau 指手.


El objetivo del post, como he explicado al comienzo, no es poner de relieve ningún aspecto técnico o simbólico relativo a este gesto de mano del estilo; tampoco establecer cuál es la forma correcta de ejecutar este simple pero complejo gesto. Pretendo que vayamos un poco más allá y nos centremos en lo que significa que 7 maestros de renombrado prestigio realicen a nivel estructural el mismo gesto de formas tan diferentes.


¿POR QUÉ ESTA INSISTENCIA?

Ya he sugerido en artículos anteriores que hablar de «parámetros exactos» en el ámbito de las artes marciales tradicionales tiene poco o ningún sentido. Muchos practicantes, de una u otra rama del estilo, hacen hincapié en que este tipo de diferencias están justificadas en base a la interpretación que los maestros de cada línea hacen sobre este gesto en particular.


Aunque es posible que este sea el motivo real de tantas diferencias, lo que deberíamos tener claro a partir de esta reflexión es que: resulta casi imposible definir ningún parámetro exacto que apunte a la verdad absoluta de su correcta realización.


Podemos observar eternas discusiones sobre el ángulo de apertura del dedo pulgar, su extensión completa o limitada, la verticalidad o inclinación de la mano, la separación de todos los dedos o del pulgar, la estructura particular del pulgar con respecto a la palma y su nivel de abducción, la rotación de la muñeca, el grado de flexión de los tres dedos restantes, el ahuecamiento de la palma o la prominencia de la línea de articulaciones metacarpo falángicas provocada por la acción de los extensores de los dedos.


Todas estas discusiones parecen tener un único objetivo: definir patrones estandarizados intermedios de realización técnica, que nos aproximen a una media ponderada de la estructura técnica y sus variantes, para poder así dotar al conjunto de una pretendida validez universal. Esta visión estadística del desarrollo y evolución de los estilos, además de reduccionista y empobrecedora, se aleja del sentido real que tienen los contenidos conceptuales, técnicos y filosóficos del arte en su conjunto.


ARTE, NO DEPORTE.

Podemos caer fácilmente en este tipo de discusiones o de reflexiones si nos adherimos a esta filosofía de lo estandarizado. Este error tan común tiene su origen en los modelos deportivos, que necesitan este tipo de precisión para establecer estructuras comparativas que permitan definir quién se ajusta mejor al modelo.


Esta interferencia de la pretendida exactitud del mundo de las disciplinas deportivas, aplicada a los modelos tradicionales para hacerlos más «académicos», investigables, rigurosos o deportivos es un claro error de interpretación del fenómeno en el que no podemos ni debemos caer.


Algunos profesores insisten en la necesidad de que todo el mundo adopte su forma particular de hacer determinadas cosas, bajo el argumento de que su maestro sabía realmente cómo se tenía que hacer. Esta tesis, aunque parezca acertada, invalida al resto de formas de hacer lo mismo bajo una única premisa: lo mío es mejor que lo de aquél.


Hablamos de arte y no de deporte. A nadie se le ocurriría someter el baile Flamenco a parámetros comparativos como los de la gimnasia rítmica, ambos mundos no tienen mucho que ver en estos términos.


Casi todos los intentos de parametrizar las estructuras técnicas de los estilos tradicionales han sido siempre inservibles, sobre todo cuando dicha estructura era sometida a situaciones en las que la propia estructura anatómica del individuo y su comprensión de la acción entraban en juego.


CLAVES PARA TESTEAR LA REALIDAD

Las artes marciales chinas tienen un sentido cultural holístico, son un fenómeno en el que confluyen muchos elementos diferentes. Este conjunto de influencias determina en gran medida algunos aspectos relativos a sus estructuras de realización.


La gran pregunta es:

¿Cómo podemos saber entonces si nuestra forma de hacer algo en el arte es la correcta?


Hay algunas respuestas interesantes para esta pregunta, sin embargo, en la jerarquía de importancia de estas cuestiones, debemos poner en primer lugar el rango de funcionalidad que esperamos para la acción que estemos estudiando y sobre la que nos estamos haciendo esta pregunta.


Si nuestro enfoque es hacia la marcialidad del arte, deberíamos tener claro 2 aspectos clave:

  • qué aporta esta acción a nuestros patrones combativos a través de un correcto modelo de entrenamiento.

  • si la estructura de nuestra ejecución en solitario es aplicable en un contexto de contacto manteniendo exactamente los parámetros iniciales con los que empezamos a practicarla.

Esto nos sitúa, como casi siempre en estos estilos, en una necesidad personal de investigación, exploración, experimentación y adaptación personal atendiendo a estos objetivos previamente definidos con claridad. Ahí juega un papel fundamental el maestro o profesor, que no debería exigir ningún acto de fe excesivo a sus alumnos, ni transferir la falta de comprensión que haya podido recibir de sus anteriores maestros respecto a los parámetros inmutables de cualquier acción combativa.


La realidad del entrenamiento debe asumir un escenario de testeo y de reflexión, que permita al alumno integrar la técnica en su propia estructura personal, sin desvirtuar los objetivos potenciales para los que esta estructura fue diseñada.

PRINCIPIOS FUNCIONALES

Existen principios que no podemos saltarnos, pero son principios funcionales y que tienen que ver con una lógica y sentido común de acción que difícilmente se pueden discutir. Por ejemplo, si estamos refiriéndonos de nuevo a Zi Sau 指手, es evidente que su aplicación marcial directa no es muy evidente a simple vista.


Sin embargo, si hacemos alusión a la necesidad de controlar la tensión de nuestras manos en la acción de trabajar la pinza de dedos pulgar e índice, que es necesaria para cualquier tipo de agarre, o de fortalecer los tres dedos restantes a través de una contracción para mejorar su intervención en los agarres completos de la mano, en todos estos casos, estamos haciendo alusión a parámetros abiertos sujetos a un completo sentido orientado al entrenamiento. Los grados de flexión, de abducción, de tensión o relajación, tendrán más que ver con el objetivo del entrenamiento que con una forma concreta e inmutable de hacerlo.


Por otro lado, si nos estamos refiriendo a su sentido aplicativo dentro del marco de un conjunto técnico de cualquier forma, es fundamental que dicho marco aplicativo se explore, se plantee en diferentes situaciones, con oponentes distintos, con muchos rangos de acción distintos, etc., antes de afirmar que la mejor forma de asentar el gesto es «esta o aquella». Si sacamos la aplicación marcial del contexto de estudio nos quedaremos realmente fuera de uno de los pilares fundamentales del arte.


Es cierto que hay muchas escuelas de un mismo estilo y que todas, de algún modo, quieren consolidar unas señas de identidad propias para blindar (patentar) su modelo/método y sus franquicias. Este mercantilismo marcial, tan común en nuestros días, no es del todo criticable, aunque deberíamos reflexionar si es realmente lo que buscamos con nuestra práctica. Hemos visto ejemplos de esta tendencia en estilos completos que se venden con esta finalidad.


La realidad del entrenamiento debe asumir un escenario de testeo y de reflexión, que permita al alumno integrar la técnica en su propia estructura personal, sin desvirtuar los objetivos potenciales para los que esta estructura fue diseñada.


CONCLUSIONES

Al igual que ocurre con las formas (Daolu - 套路), las técnicas en particular deberían ser explicadas y exploradas en entornos aplicativos que deriven en fórmulas de entrenamiento que potencien esta funcionalidad específica de amplio rango de aplicación.


Es cierto que la comodidad y el estatismo presentes en muchos modelos marciales también influyen en que se fijen estos parámetros para evitar el esfuerzo que supone realizar las adaptaciones de entrenamiento pertinentes. También pone de manifiesto lo difícil que resulta a un alumno del siglo XXI, acostumbrado a cajas de contenidos y fases de progreso, explicarle por qué se le entrega un bloque de arcilla con el que debe intentar reproducir, desde su visión personal, la imagen que le presenta el maestro. Es aquí donde se torna fundamental explicar la diferencia entre arte marcial y deporte.


No reivindico en absoluto licencias modificativas del arte. El arte en su conjunto tiene una forma, una estructura, unos principios y fundamentos que no pueden ser pasados por alto, ni remodelados aleatoriamente. Sin embargo, deducir de ello que la estructura específica de la técnica puede parametrizarse y fijarse de forma general y definitiva es un error que debe subsanarse para que los estilos tradicionales, en general, recobren su vitalidad y su innegable sentido adaptativo.


Si tienes alguna duda al respecto, solo tienes que ver detenidamente las fotos de la cabecera e intentar descifrar el enigma de la estandarización imposible.


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